WASHINGTON - La campaña de Donald Trump apeló este domingo una decisión judicial que había desestimado su demanda más importante en el estado clave de Pensilvania, con el objetivo de llegar a la Corte Suprema.
El equipo de Trump presentó una apelación ante la Tercera Corte de Apelaciones de Estados Unidos, correspondiente a Pensilvania, un día después de que un juez federal de ese estado desestimara su demanda en una sentencia que criticaba duramente las denuncias sin pruebas de fraude del mandatario.
Trump ya había adelantado, en un tuit publicado al filo de la medianoche el sábado, que su campaña apelaría la decisión, y sus abogados confiaron en que la corte de apelaciones decida rápido sobre el caso para poder llegar "cuanto antes" al Supremo.
Esa máxima instancia judicial del país está compuesta por una mayoría conservadora de seis jueces frente a solo tres progresistas, pero la campaña de Trump lo tendrá difícil para convencer a esos magistrados de que ha habido fraude en Pensilvania, algo de lo que hasta ahora no ha presentado pruebas convincentes.
La demanda en cuestión en Pensilvania busca invalidar cientos de miles de votos emitidos por correo, con el argumento de que la posibilidad de los votantes de corregir errores en sus papeletas en ciertos condados perjudicaba al partido de Trump.
El magistrado que desestimó este sábado la demanda, el conservador Matthew Brann, alegó que la campaña de Trump había recurrido a "argumentos legales defectuosos y sin mérito, y a acusaciones especulativas" en su intento de desechar esos votos.
"En Estados Unidos de América, esto no puede justificar la supresión del derecho al voto de un solo votante, y mucho menos de todos los votantes de su sexto estado más poblado", escribió Brann.
La decisión supuso un profundo revés para la estrategia legal de la campaña de Trump, que ya ha perdido otros casos en Pensilvania, además de en Michigan, Georgia, Nevada y Arizona en su denuncia sin pruebas de que se perpetró un fraude electoral.
Esa demanda era la última de gran calado que le quedaba activa en Pensilvania, y la decisión de Brann implicó que los condados de Pensilvania tienen vía libre para certificar el resultado de las elecciones, para lo que este lunes se cumple el plazo límite, y confirmar así como ganador del territorio al proyectado presidente electo, Joe Biden.
Sin Pensilvania, es prácticamente imposible que Trump pueda darle la vuelta al resultado de las elecciones, puesto que la ventaja de Biden en el Colegio Electoral es tal (de 306 votos frente a 232), que el actual mandatario debería demostrar un fraude mayúsculo en varios estados para imponerse.
Trump ya recibió otros dos reveses este viernes: el primero en Georgia, que certificó la victoria de Biden, y el segundo en Michigan, donde dos legisladores estatales a los que invitó a la Casa Blanca afirmaron, tras el encuentro, que no tenían información que pudiera cambiar el resultado de las elecciones en su estado.
El equipo de Trump solo tiene hasta el 8 de diciembre para desarrollar su estrategia legal, porque ese día todos los estados deberían haber resuelto cualquier disputa y el gobernador de cada territorio debe enviar los resultados certificados al Congreso.