NASHVILLE, Tennessee — Un hombre que mató a tiros a cuatro personas en un restaurante en Nashville en 2018 fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de que le otorguen la libertad condicional.
El jurado impuso la pena a Travis Reinking, de 33 años, después de escuchar durante dos horas los testimonios de miembros de las familias de las cuatro víctimas. Estas personas sollozaron y se estremecieron cuando hablaron de sus seres queridos y cómo su pérdida continúa pesándoles en su vida más de tres años después.
El jurado tenía la opción de permitir que se concediera a Reinking la libertad condicional una vez que cumpliera 51 años de prisión.
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Reinking, que estaba desnudo salvo por una chaqueta verde, abrió fuego en el interior del restaurante de la cadena Waffle House poco después de las 3:20 de la mañana del 22 de abril de 2018.
Mató a Taurean Sanderlin, de 29 años; Joey Pérez, de 20; Akilah Dasilva, de 23; y DeEbony Groves, de 21. Huyó cuando un cliente, James Shaw Jr., le arrebató su fusil tipo de asalto y se dio inicio a su búsqueda.
“Siempre he sido alguien que dicen es inquebrantable, porque no importa qué dificultades pase nuestra familia, siempre la sacaré adelante”, declaró Patricia Perez entre lágrimas sobre la pérdida de su hijo Joey. “Esto me ha destrozado”.
ENCUENTROS PREVIOS CON LAS AUTORIDADES
El jurado rechazó la defensa basada en la demencia de Reinking cuando lo declararon culpable de 16 cargos, incluidos cuatro de homicidio en primer grado. El juicio comenzó el lunes tras la selección del jurado la semana previa.
La defensa de Reinking, que no presentó el sábado ningún testigo de sentencia, había argüido a favor de la posibilidad de que se le otorgara la libertad condicional porque, dijeron, estaba mentalmente desconectado.
La evidencia en el juicio mostró que Reinking tenía esquizofrenia y había sufrido delirios durante años, creyendo que personas desconocidas lo estaban atormentando. Se puso en contacto con la policía varias veces para informar que estaba siendo amenazado, acosado y acosado.
En julio de 2017, fue detenido por el Servicio Secreto después de que se aventuró desarmado en un área restringida en los terrenos de la Casa Blanca y exigió reunirse con el entonces presidente Donald Trump.
Dado que la policía se negó a tomar en serio sus delirios, Reinking comenzó a sentir que ellos y otras personas al azar eran parte de una conspiración en su contra, testificaron los psicólogos. Poco antes del ataque, creía que alguien lo había drogado, irrumpió en su apartamento y lo violó. Reinking les dijo a los psicólogos que mientras oraba sobre qué hacer, recibió la orden de Dios de ir a Waffle House y dispararle a tres personas.
FISCALES ASEGURAN QUE ACTUÓ POR VENGANZA
Los fiscales sugirieron que Reinking estaba actuando por venganza. Señaló que días antes del tiroteo, Reinking robó un BMW de un concesionario. Reinking escribió en un diario sobre planes para conducir a Colorado, describiendo una vida en la que pasaría el rato con amigos, fumaría marihuana, caminaría por las montañas y “recuperaría” autos y casas para no tener que trabajar, dijo un fiscal.
Después de que la policía recuperara el BMW al día siguiente, escribió: “Esta vez tendría que castigarlos quitándoles algo que no podían recuperar, parte de sus propias vidas”, dijo el fiscal.
Los fiscales también enfatizaron el propio relato de Reinking sobre el tiroteo: dijo que después de matar a Pérez, “sentí que iba a vomitar porque era algo que Dios me dijo que hiciera, pero se sentía mal”.
Los fiscales indicaron en 2020 que no buscarían la pena de muerte pero sí la prisión perpetua sin opción de libertad condicional.