WASHINGTON DC — El presidente Joe Biden intentará reforzar el liderazgo estadounidense en su viaje al sudeste asiático, que se verá ensombrecido por las elecciones legislativas del martes.
Los desafíos en política exterior que han definido los primeros dos años de la presidencia de Biden – la invasión rusa de Ucrania y la creciente influencia china en el ámbito geopolítico – quedarán patentes en dos cumbres que se celebrarán en la región. Biden se está preparando para la posibilidad de una cumbre frente a frente con el líder chino Xi Jinping, quien el mes pasado obtuvo un tercer mandato como líder del Partido Comunista chino.
Biden lidiará además con problemas económicos mundiales en una cumbre del Grupo de los 20, un encuentro anual de las 20 economías más grandes del planeta. También tratará de prometer a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que Estados Unidos está comprometido con la región en momentos en que China está aumentando su influencia allí.
La cumbre de la ASEAN será en Nom Pen, Camboya, mientras que la del G20 será en Bali, Indonesia.
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Ante de eso, Biden estará en Sharm el-Sheij, Egipto, para la conferencia climática de la ONU conocida como COP27. A diferencia del cónclave del año pasado en Glasgow, Escocia, este año Biden irá con logros bajo el brazo: la ley firmada en agosto que constituye la mayor inversión en la historia norteamericana en esfuerzos por combatir el cambio climático.
Aquí un vistazo a los temas dominantes durante el viaje de Biden. La primera parada será en Egipto, el viernes.
MANTENER LA PRESIÓN SOBRE RUSIA
Han pasado más de ocho meses desde que Rusia inició su invasión de Ucrania, y Biden enfrenta nuevos desafíos en sus esfuerzos por aislar a Moscú. Los precios elevados de los alimentos y combustibles y la escasez en Europa justo cuando se avecina el invierno, están poniendo a prueba el compromiso mundial para apoyar a Ucrania y castigar a Rusia por su agresión.
En la cumbre del G20, Biden tendrá la oportunidad de reunirse con dos socios importantes en dichas gestiones: el primer ministro británico Rishi Sunak y la primera ministra italiana Giorgia Meloni.
Sunak, quien asumió el cargo el mes pasado tras el breve mandato de Liz Truss, ha prometido mantener la política dura ante Rusia que han tenido sus dos predecesores inmediatos. Él y Biden tienen programado un encuentro para elaborar estrategias destinadas a fortalecer las defensas de Ucrania a largo plazo.
Meloni ha prometido seguir dando armas y asistencia a Ucrania, aunque persisten dudas ya que ella dirige una coalición de extrema derecha.
El presidente ruso Vladimir Putin no ha dicho si participará en el encuentro. Biden ha dicho que no tiene planes de reunirse con Putin, pero ha dejado abierta la posibilidad en caso de que el líder ruso desee hablar de la liberación de estadounidenses encarcelados en Rusia.
Funcionario estadounidenses han estado coordinándose con contrapartes extranjeros a fin de aislar a Putin en caso de que Putin decida participar, ya sea en persona o de manera virtual. Han hablado de la posibilidad de boicots u otras formas de condena.
ENFRENTAR A LOS AUTÓCRATAS
Biden ha hablado del actual enfrentamiento mundial entre las democracias y los regímenes autoritarios. Pero últimamente ha estado dependiendo de gobernantes autócratas para avanzar intereses norteamericanos, como por ejemplo el líder egipcio Abdel Fatá El-Sisi, quien es anfitrión de la conferencia climática, y el primer ministro Narendra Modi, quien ha resistido pedidos estadounidenses de reducir sus compras de petróleo ruso.
Biden aprovechó su intervención en las Naciones Unidas en septiembre para subrayar que Estados Unidos estaba dispuesto a trabajar con todas las naciones -independientemente de sus sistemas de gobierno- para lograr el cambio.
“La Carta de las Naciones Unidas no sólo fue firmada por las democracias del mundo, sino que fue negociada entre ciudadanos de docenas de naciones con historias e ideologías muy diferentes, unidos en su compromiso de trabajar por la paz”, señaló Biden en ese entonces.
El gobierno dice que Biden no tiene planes de reunirse con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, después de que el cártel de la OPEP avergonzara a Biden al recortar la producción meses después de su reunión de julio con el príncipe heredero. Biden ha criticado la medida por indicar que Arabia Saudí se ponía del lado de Rusia.
POLÍTICA NACIONAL
Los votantes estadounidenses emitirán el martes un veredicto sobre el gobierno de Biden y los dos años de control demócrata de Washington. No está claro cuán rápido se conocerá el control de la Cámara de Representantes y del Senado tras la jornada electoral. La Casa Blanca ha tratado insistentemente de enmarcar las elecciones como un duelo entre democracia y extremismo, en lugar de un referéndum sobre el tiempo de Biden en el cargo.
Los demócratas se preparan en privado para perder el control de al menos la Cámara de Representantes. Un gran número de elecciones al Senado que podrían inclinar el poder en la cámara 50-50 se consideran como un empate. Dependiendo de los resultados, Biden podría embarcarse en su viaje al extranjero significativamente debilitado políticamente.
El impacto más fuerte en el extranjero de los resultados del martes en Estados Unidos podría ser el futuro de la ayuda a Ucrania. Aunque el apoyo a la ayuda ha sido ampliamente bipartidista, los conservadores han expresado cada vez más su escepticismo sobre la conveniencia de continuar con el apoyo, como lo ha hecho el representante de California Kevin McCarthy, el líder republicano que está a punto de convertirse en presidente de la Cámara de Representantes si los republicanos ganan esa cámara.
Sin embargo, algunos observadores creen que el resultado de las elecciones intermedias, independientemente del juicio, no tendrá un impacto significativo en las maniobras de Biden en el extranjero.
“Estos temas tienden a trascender la política”, dijo Ash Jain, del Atlantic Council, señalando el apoyo del Congreso a Ucrania y el refuerzo de la competencia de Estados Unidos con China. “Las conversaciones de Biden con los líderes sobre estos temas no se verán afectadas en gran medida por el resultado de las elecciones”.
¿UNA REUNIÓN CON XI?
Funcionarios estadounidenses y chinos están elaborando la logística de dicha reunión entre los dos líderes, que sería la primera en persona durante la presidencia de Biden. Podría producirse en un momento en que Biden puede haber sido castigado políticamente por los votantes estadounidenses mientras Xi consolidaba su poder durante el congreso del Partido Comunista que concluyó el mes pasado.
Si se produce una reunión, no faltarán temas que Biden pueda plantear a China, que según el gobierno estadounidense es ahora su rival militar y económico más potente.
Las tensiones entre las dos naciones han aumentado en relación con Taiwán, sobre todo después de la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la isla autónoma en agosto, y de los repetidos comentarios de Biden de que Estados Unidos defendería militarmente a Taiwán si fuera atacado por China, comentarios de los que sus ayudantes se han retractado en repetidas ocasiones.
El asunto de las sanciones comerciales de la era Trump a los productos chinos también sigue sobre la mesa. Es probable que Biden también plantee la cuestión de los abusos contra los derechos humanos, en particular contra los uigures y otras minorías mayoritariamente musulmanas de la región de Xinjiang. China también se ha abstenido de reprochar públicamente a Rusia la situación de Ucrania, aunque Putin dijo que Xi le transmitió en privado “su preocupación y sus preguntas” sobre la invasión cuando ambos se reunieron en Uzbekistán en septiembre.
John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, subrayó el viernes que el gobierno estadounidense nunca ha pedido a otros países que elijan efectivamente entre él y China, reconociendo que cada nación puede establecer relaciones basadas en sus propios intereses.
Pero “no va a cambiar el hecho de que sigamos queriendo asegurarnos de que estamos en la mejor posición posible para competir estratégicamente con China y hacer frente a las amenazas y desafíos que China representa de forma muy física y tangible, especialmente en la región del Indo-Pacífico”, añadió Kirby.
EL IMPULSO A LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
En la conferencia sobre el clima, Biden hará hincapié en uno de sus principales éxitos nacionales: el enorme proyecto de ley demócrata sobre salud y cambio climático conocido como Ley de Reducción de la Inflación.
El compromiso de Estados Unidos de destinar unos 375,000 millones de dólares a lo largo de una década a la lucha contra el cambio climático da a Biden una mayor influencia para presionar a otros países a que cumplan sus compromisos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y hacer la transición de la economía mundial hacia fuentes de energía más limpias.
Biden estará en una posición muy diferente a la de la reunión del año pasado, que se produjo durante un tramo especialmente infeliz en el tortuoso camino de la ley hasta su aprobación.
Esa cumbre dio lugar a compromisos mundiales adicionales para cumplir los objetivos de temperatura acordados en el Acuerdo Climático de París, al que Biden se unió de nuevo después de que el entonces presidente Donald Trump retirara a Estados Unidos del acuerdo. Pero incluso con la nueva ley estadounidense, Estados Unidos y el mundo tienen un largo camino que recorrer para cumplir los objetivos de emisiones para reducir el calentamiento global. Y la voluntad política de realizar más inversiones -mientras la economía mundial se enfrenta a nuevos vientos en contra- se está reduciendo.
“Hay una verdadera brecha en la realidad de las políticas públicas frente a la ambición que se selló en Glasgow”, dijo Joseph Majkut, director del Programa de Seguridad Energética y Cambio Climático del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
El afán global por abandonar los combustibles fósiles se ha visto atenuado por la agitación de los mercados energéticos mundiales tras la invasión rusa de Ucrania. Biden está presionando a los productores de petróleo y gas para que aumenten la producción y satisfagan la demanda y bajen los precios que han financiado el esfuerzo bélico del Kremlin.
Las perspectivas de un avance significativo son aún más escasas, ya que los principales emisores, como China e India, están enviando delegaciones de menor rango. Los funcionarios de la administración Biden han intentado rebajar las expectativas de resultados en la reunión y, en cambio, la han presentado como un retorno al liderazgo de Estados Unidos en este asunto.