Pensilvania

Crisis Letal: Vertiginoso ascenso en muertes por sobredosis

La crisis en Filadelfia ha llegado a tal punto que las autoridades buscan educar para salvar vidas.

What to Know

  • Las muertes por sobredosis en Filadelfia son comunes por la epidemia de los opioides.
  • En un día promedio se atienden 35 personas por sobredosis en los hospitales de Filadelfia.
  • Si la droga está en empaques con nombres como "Santa Muerte" podría estar adulterada.

El vertiginoso ascenso en las muertes por sobredosis en Filadelfia ha llevado a la ciudad a enfocarse en salvar vidas a toda costa.

La crisis ha llegado a tal extremo que los esfuerzos están destinados a orientar y educar a las personas para que puedan intervenir con alguien sufriendo de ese mal.

Se estima que unas 20 personas en la región fallecen debido a una sobredosis o a la utilización de algún opioide. Las caras afectadas por esta situación van desde niños y jóvenes, hasta ancianos y funcionarios del orden público.

“Esta es una crisis, la gente se está muriendo a diario”, destacó el director de salud pública, Dr. Thomas Harley. “En un día podemos atender por sobredosis alrededor de 35 personas en las salas de emergencia de los hospitales”.

El acceso a drogas como heroína o fentanilo es sencillo y puede hallarse en cualquier esquina. El costo fluctúa entre los $5 por dosis. Si la droga es empacada con nombres variados, tales como “Santa Muerte”, podría estar adulterada con otros tóxicos y le provocaría al usuario efectos alternos y hasta la muerte.

A través de este reportaje especial conocerás quiénes son los que sufren por las drogas, que no es solamente el usuario, sino el vecino, los niños y hasta los comerciantes y los oficiales. La problemática no discrimina y ocupa el entorno de todos a mayor o menor escala.

Alex Zenteno, de 27 años y padres puertorriqueños, nunca ha sufrido una sobredosis. Sin embargo, está sumida en las drogas hace una década. Trabaja todo el día buscando metales para canjearlos por dinero. Es desamparada, cuida de un gato y asegura que goza del amor de su familia.

“Yo le pago a la gente para bañarme en su casa”, dijo la joven en un momento de lucidez tras regresar de un viaje provocado por la droga “K2” que utiliza a diario. Esta chica aseguró que puede regresar “cuando quiera” a la vivienda de sus familiares, pero no lo hace “por estupidez”.

“Yo no juzgo a las personas porque no sé lo que ellos han pasado en la vida. Tengo una familia buena que me quiere, mi mamá es enfermera. Todos en mi familia tienen su trabajo, sus chavos. Yo soy la única que está en el vicio”, relató.

Alexandra representa el porciento de los adictos que entienden el problema, pero no haya como salir del mismo. “Empecé en esto cuando se murió mi abuela, yo era la nena de abuela”, agregó.

Esta joven vivía debajo de los puentes en Lehigh y cuando la ciudad removió a los indigentes se mudó a una refugio que asegura poco tiempo después fue clausurado. “La solución son más camas (“more beds”) y más sitios donde la gente pueda quedarse”.

Si bien esto es lo que los miles de desamparados como ella aseguran que necesitan, la comunidad en la que se despliegan también sufre.

Por el contrario, José López, de 32 años, sobrevivió una sobredosis a la que describe como “mala, mala, mala”. Tanto fue el susto que recibió con la experiencia de ocho días en coma que “estoy buscando ayuda y ojalá esta semana vaya para un programa o algo”.

Este caballero deambula por las calles de Filadelfia y cada vez que haya un lugar seguro pernocta. Utiliza “manteca” y fentanil en sus diferentes variantes y los rastros de las jeringas se ven claros en sus brazos. Tiene en mente a su familia, porque asegura se preocupan, pero sigue en la misma rutina. “No da nada bueno, es triste porque te sientes bien un poquito y después de eso tienes que coger otra o buscar otra vez”, explicó.

De hecho, dijo que “hay mucha gente con la droga esa mala por ahí que está matando gente. Ya estoy cansado de esto”.

El Dr. Farley asegura que la crisis inició en la década del 90 cuando los doctores comentaron a recetar opioides o medicamentos para el dolor. “El fentanil ha colmado Filadelfia desde su llegada en el 2015-2016. Es más fácil de transportar y de vender por lo potentes que pueden ser pequeñas dosis”.

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