SANTA FE, Nuevo México - Cuando era un cachorro, había grandes esperanzas de que Ayke ayudara a revivir el programa K-9 del Departamento de Policía de Santa Fe. Ahora, cuatro años después, el pastor alemán se encuentra bajo investigación por mala conducta.
Ayke ha mordido a más personas que cualquier otro perro de la unidad K-9 del departamento, y es objeto de una investigación de asuntos internos por un ataque en marzo a uno de los agentes. La ciudad también se está defendiendo de una demanda presentada por un agente que tuvo que someterse a una cirugía plástica tras ser atacado durante un ejercicio de entrenamiento en 2022, informó el periódico Santa Fe New Mexican.
El jefe de policía, Paul Joye, declinó una solicitud de entrevista de dicho periódico, y la investigación sobre el último incidente relacionado con Ayke, uno de los cuatro perros utilizados por el departamento, está en curso.
Al igual que otras fuerzas del orden del país, la policía de Santa Fe sostiene que las unidades K-9 pueden ser útiles para detectar drogas ilícitas o materiales explosivos, o para detener a sospechosos.
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Varios estados estaban estudiando este año propuestas legislativas que impondrían penas más severas por dañar o matar a perros policía. Sus partidarios señalaban que la policía gasta miles de dólares en su adiestramiento y que, en muchos casos, los animales son como una familia para sus entrenadores.
Sin embargo, en los últimos años, se han reportado lesiones causadas por estos animales en Ohio, Utah y otros lugares.
El Proyecto Marshall señaló en 2020 que no existía una base de datos nacional para el seguimiento del uso de los K-9, pero una investigación había revelado que se han documentado mordeduras por parte de perros policía en casi todos los estados. Esta organización sin fines de lucro también señaló que las demandas por mordeduras infligidas por perros policía son difíciles de ganar, ya que los agentes policiales suelen estar protegidos de la responsabilidad civil, y las leyes federales de derechos civiles no suelen cubrir a los transeúntes que son accidentalmente mordidos por los caninos.
En tanto, Ayke sigue trabajando en Santa Fe. El subjefe de policía Ben Valdez escribió en un correo electrónico que el departamento confía en que el perro no represente un peligro para el público.
En respuesta a una pregunta sobre los posibles inconvenientes del uso de los perros, Valdez respondió: “Los perros de la unidad K-9 de la policía son un activo valioso para nuestra comunidad. Cuando se utilizan adecuadamente no hay inconvenientes”.
El Departamento de Policía de Santa Fe compró cada uno de los animales por unos $4,400 y pagó $2,200 por su curso de certificación inicial, dijo Valdez. El departamento gasta unos $4,800 anuales en comida para perros y otros $2,000 en atención veterinaria.
El departamento exige que las unidades K-9 completen al menos 320 horas de entrenamiento al año y que los adiestradores se sometan a pruebas de bienestar físico y psicológico. Los perros policía están certificados por la Asociación Canina de la Policía Nacional, con sede en Arizona.
Las políticas internas del Departamento de Policía de Santa Fe estipulan que todas las mordeduras infligidas por perros policía deben documentarse. Estos casos se revisan para determinar si se ha seguido la política y si es necesario adoptar alguna medida correctiva contra el adiestrador, explicó Valdez.