El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro británico, Boris Johnson, firmaron este jueves una nueva versión de la Carta del Atlántico adaptada a los retos del siglo XXI.
Ambos responsables suscribieron la nueva versión del documento en Carbis Bay (Cornualles, suroeste del Reino Unido) durante la reunión que mantuvieron este jueves, antes del inicio, el viernes, de la cumbre del G7 en ese mismo sitio.
En el texto ambos países afirman su compromiso para apoyar los valores compartidos y defenderse ante los desafíos "nuevos y antiguos".
"Nos comprometemos a trabajar de cerca con todos los socios que comparten nuestros valores democráticos y para contrarrestar los esfuerzos de aquellos que buscan socavar nuestras alianzas e instituciones", dicen.
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La versión original del Acuerdo del Atlántico fue rubricada en 1941 por los presidentes Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill en medio de la Segunda Guerra Mundial y sirvió para marcar los objetivos de Estados Unidos y del Reino Unido después del conflicto.
El nuevo documento se da tras más de un año y medio de pandemia y está adaptado a los nuevos tiempos: a lo largo de ocho puntos se desglosan los principios con los que Estados Unidos y el Reino Unido buscan regirse en la era pospandemia.
En el primero se aboga por una defensa de los valores, principios e instituciones democráticas a través de la transparencia, el imperio de la ley, y el apoyo a la sociedad civil y a los medios de comunicación independientes.
Asimismo, ambos países pretenden fortalecer dichas instituciones, así como las leyes y normas que sostienen la cooperación internacional, para adaptarlas a los nuevos retos del siglo XXI y preservarlas frente a quienes intentan socavarlas.
El tercer punto hace hincapié en la unidad en torno a los principios de soberanía, integridad territorial y la resolución pacífica de disputas.
"Nos oponemos a interferencias a través de la desinformación y otras influencias maliciosas, incluyendo (las que se producen) en elecciones -agrega-, y reafirmamos nuestro compromiso con la transparencia, la sostenibilidad y el buen gobierno del alivio de la deuda".
En este punto hacen un referencia a la defensa de los principios de "libertad de navegación y sobrevuelo, y de otros usos legales de los mares", en lo que puede ser una alusión a China, que está incrementando su capacidad naval.
La nueva Carta del Atlántico recoge, además, la voluntad estadounidense y británica de proteger las iniciativas innovadoras en materia científica y tecnológica para contribuir a la seguridad común y ponerlas al servicio de los valores democráticos, en otra referencia al avance del gigante asiático.
Asimismo, agrega un punto de especial interés para Estados Unidos sobre las "amenazas modernas" y más en concreto los ciberataques, y remarca que la OTAN seguirá siendo su "alianza nuclear", mientras continúe existiendo este tipo de armamento, en un mensaje que aparentemente va dirigido a Rusia.
"Prometemos promover un marco de trabajo para un comportamiento de los Estados responsable en el ciberespacio, sobre el control de armas, el desarme y las medidas de prevención de la proliferación", indican, al tiempo que aseguran que seguirá confrontando el terrorismo.
La última parte de la nueva carta habla del cambio climático y reitera el compromiso de ambos líderes con la creación de una economía global justa, que no impacte en el clima, y adelanta que fortalecerán la estabilidad financiera y la lucha contra la corrupción.
El texto también se hace eco del "efecto catastrófico de las crisis sanitarias", como la pandemia del COVID-19, y remarca la necesidad de fortalecer las "defensas colectivas" frente a este tipo de amenazas.
El mandatario estadounidense estará hasta el domingo en el Reino Unido, donde también tiene previsto mantener un encuentro ese día con la reina Isabel II en el castillo de Windsor.
Más tarde, en la capital belga, tiene programado acudir a la cumbre de la OTAN del próximo 14 de junio y a otra entre Estados Unidos y la Unión Europea al día siguiente.
El mensaje principal de Biden será, como él mismo describió en un editorial en el diario The Washington Post el fin de semana, que EEUU renueva su compromiso con los aliados y socios, y que quiere demostrar la capacidad de las democracias para afrontar los retos.
Todo esto antes de reunirse con Putin en su primer cara a cara en Ginebra el próximo día 16.
EEUU ha dicho que busca una relación "predecible con Rusia". Además, que pretende rebajar la temperatura en una relación marcada por desacuerdos sobre la soberanía de Ucrania y la ola de ciberataques supuestamente lanzados desde territorio ruso.
LAS DIFERENCIAS ENTRE BIDEN Y TRUMP EN POLÍTICA INTERNACIONAL
Para la mayoría de los aliados de EEUU, Biden es un alivio.
El expresidente Donald Trump a menudo sembró el caos: acusó a la OTAN de aprovecharse de EEUU, insultó a la Unión Europea y abandonó una cumbre del G7 en Canadá en 2018.
En contraste, Biden ha resaltado su respaldo a la diplomacia internacional y enfatizó “el renovado compromiso de Estados Unidos con nuestros aliados y socios” en un artículo reciente en The Washington Post.
“Pienso que podemos esperar mucha retórica y muchos mensajes de buen tono en la primera visita de Biden a Europa”, dijo Renata Dawson, vicedirectora de asuntos internacionales del centro de estudios Chatham House.
Pero añadió que con Biden a punto de cumplir cinco meses en la presidencia, “es hora de ser más que ‘no Donald Trump’”.
EL TRABAJO DE BIDEN A NIVEL INTERNACIONAL
Biden ha enmendado ya asuntos con los aliados. EEUU se reintegró al acuerdo climático de París que Trump abandonó, puso fin a una guerra comercial menor con la Unión Europea sobre aviación, y está apoyando los esfuerzos para revivir el acuerdo nuclear con Irán, también abandonado por el expresidente republicano.
“Estados Unidos ha regresado. Y estamos felices de que haya regresado”, le dijo a Biden el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en marzo, cuando el presidente estadounidense participó en una cumbre por video con los líderes de la Unión Europea.
Pero no todo es color de rosa, especialmente para el primer ministro británico, que es el anfitrión de la primera cumbre del G7 en dos años.
LA RELACIÓN ENTRE BIDEN Y BORIS JOHNSON
Johnson quiere usar la presidencia británica del G7 para inyectar un renovado propósito al grupo de países ricos —socavado por el unilateralismo de Trump y dejado al margen por la pandemia de coronavirus — y cultivar la imagen internacional de una “Gran Bretaña Global” posterior al Brexit.
Johnson quiere que Biden acepte crear un corredor transatlántico de viajes para ayudar a los negocios y el turismo a recuperarse de la pandemia, y busca un acuerdo comercial con Estados Unidos que el gobierno en Londres promueve como un logro económico tras la separación del bloque.
Pero un acuerdo comercial no es prioritario para Biden, que se ha opuesto al Brexit, y que una vez llamó a Johnson un “clon físico y emocional” de Trump.