El cierre de la línea de SEPTA de Somerset en Filadelfia ha dejado a varios residentes y comerciantes con un mal sabor de boca.
Y es que tras la clausura, algunos residentes y dueños de negocios del área reclaman que el crimen y la indigencia no ha cesado sino aumentado en la zona.
"Siguen haciendo lo que hacen con las agujas y todo eso y el business ha bajado bastante aquí", dijo Sandra Abarca, una dueña de negocio en Kensington.
Según ellos, el cierre de la estación ha afectado a sus negocios y a la calidad de vida en la comunidad al norte de la ciudad.
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“Vacio, no vienen clientes. Yo vengo por abrir pero no tengo cliente," señaló Martha Peña, una dueña de un salón de belleza.
SEPTA cerró la estación dadas las "condiciones deplorables" que se vivían dentro de ella. Según algunos transeúntes, el avistamiento de indigentes, jeringas y deshechos humanos era algo común dentro de ella.
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SEPTA también contratará a 60 nuevos policías para su estación en 15th street a medida que intenta abordar el cada vez más fuerte problema de inseguridad en sus estaciones.
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