“Tenemos que cambiarles la manera de pensar. Es la droga la que los tiene así, la que les come el cerebro”, dijo el capellán Víctor Núñez tras la jornada de desalojos y limpieza en Kensington Avenue el pasado ocho de mayo.
El religioso, quien funge como activista para reclutar desamparados para llevarlos a tratamiento o refugio, explicó que hay mucha desinformación.
“En Filadelfia hay mucha ayuda. Hay tratamiento y estamos nosotros quienes servimos para darles pon (un ride) si lo necesitan”, apuntó. “Muchos de ellos (indigentes) piensan que necesitad identificación para los programas de ayuda, pero no es cierto, si van con nosotros no”.
Explicó que las personas sin hogar acuden a los hospitales y les niegan las ayudas porque “tiene yagas y tajos abiertos”, pero hay espacios donde sí los atienden por eso se levanta para salir a la calle hace ocho años en ese vecindario. La idea básica es informar y proveer servicios.
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Núñez considera que el desalojo y la limpieza de las cuadras 3000 y 31000 a lo largo de Kensington Avenue tiene que ser constante para que pueda surtir efecto. “La ciudad tiene que seguir reforzándolo. Esto no puede ser una cosa de un día nada más. Tengo fe de que Kensington se va a levantar nuevamente”.
María Quiñones Sánchez, exconcejal del Distrito 7 que alberga ese vecindario, explicó que “se hizo lo que la gente le pidió a la alcaldesa cuando la eligieron y ella cumplió, ahora nos toca a todos mantener ese espacio limpio y seguir invirtiendo. Esto no es de la noche a al mañana, pero es un primer paso”.
Local
La exfuncionaria agregó que “no hay nada digno en que la gente viva en las condiciones que lo estaba haciendo allí. Este es un problema de Filadelfia que se ha permitido en Kensington y la alcaldesa dijo que no lo iba a permitir en ninguna parte de la ciudad”.
Comentó que “espero que este sea el inicio del cambio que todos queremos más cuando hay programas y refugio para las personas sin hogar”.
Otro de los residentes, Mike quien pasaba por la zona tempranito grabando para su canal de YouTube durante la jornada de desalojos tildó el acto de “es para medir cuan fuertes son”. Sostuvo que no cree en las iniciativas de la administración y que los desamparados, adictos y otros “se van y regresan en dos semanas”.