CIUDAD DE MÉXICO — Una buscadora voluntaria mexicana que fue cuestionada en el mes pasado por el gobierno encontró más restos humanos en Ciudad de México y funcionarios la atacaron nuevamente por ello.
La existencia de vertederos clandestinos de cadáveres es un tema delicado para el partido gobernante Morena, que postuló para las elecciones del domingo a la exalcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Para la organización política, la violencia que asola otras regiones del país ha sido combatida con éxito en la capital.
Pero la activista Ceci Flores, que lleva años buscando a sus dos hijos desaparecidos, dice que eso se debe a que las autoridades no se han molestado en realizar acciones de búsqueda de cadáveres.
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Esa una queja habitual de los familiares de los desaparecidos en muchas partes de México donde los cárteles de la droga y las bandas de secuestradores utilizan fosas poco profundas para deshacerse de los cuerpos de sus víctimas.
Flores publicó el jueves un video que mostraba lo que parecían ser fémures y cráneos humanos entre la hierba alta y seca de una ladera, en el este de la ciudad. La buscadora sugirió que había al menos tres cuerpos y señaló que podría haber más en esa zona.
“No queremos manipular”, dijo Flores en un video mientras señalaba un montón de huesos desde una distancia. “No queremos entrar a manipular”.
Flores ha discutido con el gobierno antes acusando a las autoridades de ignorar la difícil situación de las más de 100,000 personas desaparecidas en México.
A finales de abril, la activista provocó la ira de los fiscales de Ciudad de México cuando afirmó que había encontrado huesos carbonizados y al menos dos tarjetas de identificación de personas en otra zona semirrural en el lado este de la ciudad.
La fiscalía capitalina rápidamente concluyó que los restos eran de animales, y que las tarjetas de identificación habían sido descartadas o robadas y que sus dueños estaban vivos.
Poco después, el presidente Andrés Manuel López Obrador reprodujo en su conferencia de prensa diaria un video elaborado por una dependencia del gobierno en que se criticaba a las activistas como Flores y se señalaba a la prensa de tener un “delirio necrofílico” por dar cobertura al supuesto hallazgo del crematorio.
Pero el viernes, el fiscal encargado de Ciudad de México, Ulises Lara, se vio obligado a reconocer que Flores efectivamente había encontrado huesos y que aparentemente eran de humanos. Lara indicó que policías, expertos forenses, elementos de la Guardia Nacional y militares fueron enviados al lugar.
Eso planteó la pregunta obvia de por qué el vasto equipo de personal oficial nunca había podido encontrar los cadáveres, pero lo hizo una activista solitaria armada sólo con una pala.
Lara arremetió contra Flores, sin mencionarla por su nombre, alegando que se había “alterado totalmente la cadena de custodia” de las pruebas y que los huesos habían sido “manipulados”.
“La manipulación de los restos altera totalmente la cadena de custodia, además de que violenta la dignidad y respeto de las personas que buscan a sus familiares, algunas de ellas que ya han mostrado su molestia por esta situación”, dijo Lara dando a entender que hubiera sido mejor no haberlos encontrado.
En un video publicado en las redes sociales el sábado, Flores reaccionó con incredulidad.
”¿En serio? Esos restos estaban olvidados. Hicimos el trabajo que ustedes les corresponde”, dijo Flores. “Usted (Lara) ni los conocía, ni sabían de ellos, ni los tenían ubicados”.
Respecto a la acusación de que otros familiares estaban enojados por sus acciones, la mujer respondió: “deberían de estar enojadas con ustedes como autoridad que no han hecho su trabajo, y con las personas que los desaparecieron”.
El gobierno de López Obrador ha invertido mucho más tiempo y recursos en la búsqueda de personas falsamente incluidas en las listas de desaparecidos —que pueden haber regresado a casa sin avisar a las autoridades— que en la búsqueda de fosas comunes.
Flores es una buscadora consumada, y como muchas madres de desaparecidos tiene un profundo sentido de su misión. Uno de sus hijos, Alejandro Guadalupe, desapareció en 2015. Su segundo hijo, Marco Antonio, fue secuestrado en 2019. Las autoridades no le han dicho nada sobre el destino de ninguno de ellos.
En su estado natal de Sonora, al noroeste del país, las autoridades confirmaron en abril que habían identificado a 45 personas desaparecidas entre 57 conjuntos de restos en un vertedero de cadáveres conocido como “El Choyudo” que fue descubierto originalmente por el grupo de Flores, Las Madres Buscadoras de Sonora.
Las “madres buscadoras” normalmente no intentan condenar a nadie por las desapariciones de sus familiares y afirman que sólo quieren encontrar sus restos.
Al menos siete buscadores voluntarios han sido asesinados en México desde 2021.