VISEGRAD, Bosnia y Herzegovina — Las toneladas de residuos arrojadas a vertederos fluviales mal regulados o directamente a las vías fluviales que atraviesan tres países europeos acaban acumulándose tras una barrera de basura en el río Drina, en el este de Bosnia, durante la temporada de lluvias del invierno y el principio de la primavera.
Esta semana, la barrera volvió a convertirse en el perímetro exterior de un enorme vertedero flotante atestado de botellas de plásticos, barriles oxidados, neumáticos usados, electrodomésticos, maderos y otros residuos que llegan al río desde sus afluentes.
El vallado instalado por una central hidroeléctrica bosnia, a unas millas río arriba de la represa que tiene cerca de Visegrad, ha convertido a la ciudad en un inesperado vertedero regional, según lamentan los activistas medioambientales locales.
Las intensas lluvias y el clima inusualmente cálido de la última semana han provocado el desbordamiento de muchos ríos y arroyos en Bosnia, Serbia y Montenegro, anegando las zonas colindantes y obligando a decenas de personas a abandonar sus casas. Las temperaturas volvieron a bajar en muchos sitios el viernes a medida que la lluvia dejó paso a la nieve.
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“Hemos tenido muchas lluvias e inundaciones torrenciales en los últmos días y ha llegado mucha agua de (los afluentes del Drina en) Montenegro que ahora, afortunadamente, está remitiendo”, explicó Dejan Furtula, del grupo ecologista Eko Centar Visegrad.
“Desafortunadamente, la llegada masiva de basura no ha cesado”, agregó.
El río Drina recorre unos 215 millas desde las montañas del noroeste de Montenegro a través de Serbia y Bosnia, y algunos de sus afluentes son conocidos por sus aguas color esmeralda y sus impresionantes paisajes. Un tramo que transcurre a lo largo de la frontera entre Bosnia y Serbia es popular para hacer rafting cuando no es “temporada de basura”.
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Se estima que en los últimos días, detrás de la barrera del río Drina se han acumulado alrededor de 10.000 metros cúbicos de deshechos, apuntó Furtula. Es la misma cantidad que se sacó de esa parte del río en los últimos años.
La retirada de la basura toma, de media, hasta seis meses. Lo que se extrae del río termina en el vertedero municipal de Visegrad, que según Furtula “no tiene siquiera capacidad suficiente para gestionar los residuos (de la ciudad)”.
“Los incendios en el vertedero (municipal) están siempre ardiendo”, añadió, apuntando que las condiciones del lugar “no son solo un gran peligro medioambiental y para la salud, sino también una gran vergüenza para todos nosotros”.
Décadas después de la devastación que acompañó a las guerras de los años 90 que terminaron con la desintegración de Yugoslavia, los Balcanes están por detrás del resto de Europa tanto económicamente como en materia de protección ambiental.
Los países de la región han hecho pocos avances en la creación de sistemas efectivos y respetuosos con el medio ambientalmente para la eliminación de los residuos, a pesar de que tratan de ingresar a la Unión Europea y de haber adoptado algunas leyes y normas del bloque.
Los vertederos no autorizados salpican colinas y valles en toda la región, mientras que la basura ensucia las carreteras y las bolsas de plástico cuelgan de los árboles.
Además de la contaminación fluvial, muchos países de los Balcanes occidentales tienen otros problemas ambientales. Uno de los más apremiantes es el nivel extremadamente elevado de contaminación atmosférica que afecta a varias ciudades de la región.
“La gente tiene que despertar ante problemas como este”, dijo Rados Brekalovic, un residente en Visegrad.